Experiencia en la rueda de plantas, por Natalia Redín
De cómo fue caminar durante un mes en compañía de la Diosa subterránea
En el inicio de una rueda de plantas nos recibió la Yerba de Pollo, yo nunca la había tomado, la conocía de mis formaciones y enseguida sentí entusiasmo, porque había leído que se utilizaba para el sistema digestivo, en especial para limpiar los intestinos.
Las comunidades comechingonas caracterizan a esta hierba como sosa, es decir que se usa para balancear mezclas, si la tomamos sola ordena nuestra energía (cuando los síntomas no están claros o son muchos) y no tienen contraindicaciones. En medicina popular se utiliza para tratar empachos en les niñes, ya que tiene actividad digestiva, laxante, depurativa y diurética. Cura malas digestiones y las fermentaciones pútridas por exceso de alimentación. También se la emplea para tratar enfermedades de la piel, desde dermatitis hasta irritaciones y eczemas.
Esta plantita es oriunda de América del Sur, la encontramos en Bolivia, Paraguay, Brasil, Uruguay y Argentina. Su contexto natural son regiones cálidas y templadas. Es una hierba rastrera perenne, presenta raíz gruesa y florece entre el verano y el otoño. Lleva el nombre popular de “yerba de pollo” porque éstos animales se rascan en ella (tiene partes pinchudas) y al ser rastrera, hace una especie de colchón sobre el suelo.
Comencé la toma y mi primer impresión fue familiar, había algo en su sabor muy suave y conocido pero no podía descubrir qué era, hasta que una amiga en el trabajo la quiso probar y me dijo que tenía gusto a acelga, ¡sí! era eso. Su sabor es súper amable y la podía incorporar sin resistencia, era como tomar agüita de acelga recién hervida.
A diferencia de otras plantas, con la yerba de pollo, hubo un registro más rápido a nivel emocional, es decir que fue casi a la semana de incorporarla, que comencé a sentir cambios en mi estado de ánimo.
Observe que estaba muy sensible, lloraba sin entender porque, tenía el deseo de escuchar folclore, pero cuando lo hacía me desbordaba la melancolía; si me contaban acerca de algún dolor o enfermedad me costaba empatizar y puntualmente escuchar a Mercedes Sosa me atravesaba el pecho, como si una fibra muy íntima y oculta hubiese salido a la superficie y estuviera en contacto con el ruido, el sol, el agua, el viento o el calor.
Entré en un estado en el que se me dificultaba permanecer, porque me incomodaba estar “triste o deprimida”. Lo conté en el grupo de whatsapp que teníamos para acompañar la rueda, y mi profe me compartió una especie de oración que podía pedirle a la planta (obvio que llore cuando la leí), en esta oración yo le decía algo así como: “yerbita de pollo dame valor para atravesar y soltar todo que lo que se tenga que mover, con tu luminosidad”.
Mi cuerpo comenzó a rechazar algunos alimentos, empecé a comer menos y a escuchar lo que realmente necesitaba para alimentarme. Y en ese proceso de escuchar-me permití soltar la exigencia y suspendí la toma por tres días. El movimiento emocional que estaba viviendo, era muy profundo y la planta me mostraba: incomodidad, ansiedad, melancolía, orgullo, exigencia, permanencia y miedo.
Un buen día apareció una presión en el pecho, sentía que el aire que respiraba no era suficiente, había una presencia real, como una especia de “dureza-callo”, entonces me enojé con la Yerba de Pollo y dije en voz alta: “¡esta planta no la tomo nunca más! mirá como estoy, no tengo energía, no tengo voluntad, estoy re tirada, triste….” y así continúe enumerando todo lo malo que estaba haciendo la planta en mí.
Sentía la ansiedad en el cuerpo, que traducida en palabras me decía: “que este proceso se termine, ya fue suficiente, no quiero estar más triste, quiero volver a mi estado anterior”. Fueron días difíciles, me apoyé en los humos medicinales del romero y la lavanda y también en la escucha de mi hermano que vino al rescate un domingo de lluvia.
Decidí volver a tomarla sabiendo todo ese enojo hacia la planta tenía que ver con la resistencia a aceptar el movimiento emocional que estaba viviendo. Permanecer en la tristeza, melancolía y desgano se me estaba haciendo dificilísimo, pero más complejo era si no lo aceptaba, entonces decidí continuar el proceso por una semana más.
Al finalizar el tránsito (llegando a cumplir el mes de rueda) pude ver-sentir un mensaje muy valioso: aquello que se aloja en el pantano, en lo subterráneo, a veces nos comanda. Esa emocionalidad antigua que se agitó durante la toma respondía a experiencias y corazas viejas, que guardaban mis órganos (puntualmente lo sentía en la garganta y pecho). Este combo de emociones, que en su momento no se habían drenado, ya no me pertenecían.
Digo emocionalidad antigua y corazas viejas, porque con la toma de esta hierba salió a la superficie “lo familiar”. Un día, de pronto, recordé, que de niña, algunas noches me iba a dormir con un nudo en la garganta, ese nudo estaba cargado de enojo no expresado y angustia. Con ese recuerdo pude visibilizar cómo llevaba en el cuerpo un patrón silencioso, una emoción estancada.
Cuando tomamos plantas hay caídas de fichas que son difíciles de explicar, mas voy a intentarlo, escribiendo en un hilo de palabras lo que empezó a circular en mis pensamientos y emociones durante el proceso: ACELGA - COMIDA – NUTRICION – MADRE – ABUELA – FOLCLORE – MERCEDES SOSA – BOMBO LEGUERO – GARGANTA. Todo ese universo se estaba moviendo y me di cuenta que me hablaba de un enojo profundo, de un no perdonar y de heridas de mi infancia, relacionadas al vínculo con mi mamá y al linaje femenino. Pude ver que ya no me pertenecían esas corazas que había construido de niña, y al día de hoy sigo trabajando para honrarlas y despedirlas con amor.
Esta planta limpia los intestinos, que son los encargados de absorber y liberar. Se asocia, entonces, a: discernir, discriminar entre lo que me nutre y lo que no, soltar, acumular, etc. Aprendí que en las sombras hay mucha información, que permitirnos la incomodidad es aceptar una llave que abre caminos y que es liberador hacer espacio para que lo nuevo aparezca. Toda la emocionalidad que moví de la mano de la yerba de pollo estaba estancada en mi cuerpo, de manera silenciosa y latente.
Intestino delgado y grueso son órganos de despedida y muerte de un proceso que comienza en la boca. El alimento que nos nutre se haya en el exterior con colores vivos, aromas que nos convocan y sabores que nos llenan de placer. Éste alimento ingresa a nuestro cuerpo para dar curso al proceso nutritivo en el que entran en juego la digestión, absorción y eliminación. Tres palabras claves para hacer analogía con movimientos de nuestro plano emocional, necesarios.
Conectar con lo oculto, oscuro, subterráneo y pantanoso fue todo un desafío que me ayudó a agitar lo estancado. Intentando no ponerle tanta razón e intelecto al tránsito, podría resumirlo de esta forma: la yerba de pollo activó el movimiento que necesitaba, fue reflejo, guía y canal de despedida de viejos patrones.
¡Bienvenido pantano! Bienvenida energía escorpiana de vida-muerte-vida, que nos enseña y espeja todo lo que hay que soltar, para dar nuevos nacimientos. Gracias Yerbita, no estoy enojada, más bien agradecida y maravillada del poder de movimiento que guarda tu espíritu.
One thought on “El pantano luminoso”
HERMOSO!!!!!! GRACIAS!!!!